lunes, 30 de diciembre de 2013

Con certeza los mas bellos. Disfrutando del pleno invierno en el Molino Rucio



El 21 de diciembre tuvimos la suerte de contemplar la primera puesta de sol del solsticio de invierno desde el molino Rucio. A pesar de su nombre, que se empleaba para designar algo sucio y de color no definido, pues era el término que utilizaba Sancho Panza para llamar a su asno, es un lugar luminoso y acogedor, donde Jesús Anaya ha cuidado hasta el más mínimo detalle. Por ser uno de los cuatro molinos que aún conservan su maquinaria, junto al Bolero, Espartero y el Sancho (el que posee la de más antigüedad), podemos utilizarlo de excusa para conocer el funcionamiento de estos gigantes y de paso, degustar productos de la tierra de gran calidad

Los Molinos de Viento surgieron en la Mancha para aprovechar la fuerza del viento como energía para  moler el trigo y producir harina. Ciertamente, los molinos de viento sobre el cerro son algo relativamente novedoso en Consuegra. El primero en autorizarse en el cerro que tengamos constancia,  fue alrededor de 1836, a petición de un vecino de Herencia, con el consiguiente derecho a senda para acceder a él. En 1847 Consuegra contaba con 10 molinos de viento, en su mayoría en el cerro, momento en el que comenzó a forjarse el skyline más representativo de La Mancha, el castillo y los molinos de Consuegra sobre el cerro de la Cuesta. En cualquier caso, lo cierto es que, tradicionalmente, en Consuegra siempre ha existido una importante industria harinera.

El proceso de transformación del trigo en harina en uno de nuestros Molinos de Viento sería el siguiente:

Se comprueba la dirección por la que sopla el viento con más fuerza abriendo los ocho ventanucos que hay en la planta superior. Cada ventanuco toma el nombre del viento que sopla a través de él y éste, a su vez, era nombrado por el accidente geográfico (pico o monte) o el lugar del que procedía. Así, los vientos se nombran de manera distinta según las localidades. En Consuegra,los ocho ventanucos se llaman Cierzo, Toledano, Ábrego, Ábrego Hondo, Solano, Matacabras, Levante y Villacañas.

Desde el exterior, el molinero orientaba las aspas frente a  la dirección del viento girando toda la cúpula, con la ayuda del Borriquillo, los Hitos de Amarre y el Palo de Gobierno. Se encalla el borriquillo en uno de los hitos de amarre más próximo el palo de gobierno para arrastrarlo en la dirección deseada y hacer girar con ello toda la techumbre por un raíl de giro que se puede apreciar en el interior del molino.












Se procede a cubrir las aspas  con unas lonas
El Molino ya está preparado para trabajar. Las aspas comienzan a girar por la fuerza del viento y este movimiento es transmitido a una rueda dentada que hay en el interior del molino, la Rueda Catalina, a través del eje.
La Rueda Catalina, a su vez, hace girar a otra más pequeña, también dentada, la Linterna, siendo ésta última la que mueve la piedra de molino o muela que machacará el trigo. El Molino posee dos piedras, la superior, que se mueve, llamada Volandera y la inferior, que está fija, llamada Solera.
 

El grano depositado en la Tolva va cayendo entre las dos muelas y se va triturando. Ya transformado en harina, caía por un canal hasta el piso bajo del molino donde era recogida en sacos.
Proceso simple pero ingenioso, aunque muy costoso  y no exento de peligros. De 1844 data un documento que nos informa del escaso rendimiento de los mismos, los riesgos que acarreaba, puesto que la techumbre estaba hecha de pajones fácilmente inflamables o desmontables por el viento,  y el enorme esfuerzo que suponía para los molineros ascender por la cuestas a través de empinadas sendas. Es por ello que se abandonaron y su construcción comenzó a deteriorarse. Todos menos uno, el actual Molino Chispas, comúnmente conocido como Molino del Tío Jesús, en uso hasta 1955. 
Si nos fijamos, podemos ver la fecha de construcción del Rucio. 1837
Tras esta ración de historia y etnografía, nada como disfrutar de un chocolate caliente o un buen vino manchego en la entreplanta del molino Rucio, contemplando el horizonte que parece no acabarse nunca bajo el cielo de invierno.
                                                                                                       Ángeles Anaya

viernes, 6 de diciembre de 2013

Tesoros encriptados: El origen del topónimo "Consuegra"

Segmento I. Tábula Peutingeriana (realizada a partir del s. IV)
En muchas ocasiones la toponimia nos dice mucho más del origen y la historia de un lugar que todo el Archivo Histórico Nacional. Los nombres de lugares, de caminos, los apellidos o los apodos son claves o criptogramas que revelan muchos secretos cuando alguien consigue desvelarlos. En la mayoría de los casos son la primera pista para iniciar una excavación arqueológica o una línea de investigación histórica determinada.
En este grabado se marca la vía 30 del itinerario de Antonino, que consistía en una recopilación de rutas del Imperio Romano datado en  el siglo III. En él comprobamos que entre Laminium y Toletumse situaba Consabro
Buceando entre las numerosas hipótesis y líneas de investigación, encontramos, el manuscrito de nuestro ya archimencionado Joseph García Puertanueva del siglo XVII, el primer intento por desentrañar el origen del término "Consuegra", íntimamente vinculado con la fundación de nuestra localidad. Nos marcan un origen ciertamente fabulado, narrando que Consuegra fue fundada por Consaburón o Consaburanogriego de nacimiento que, según Puertanueva, se asentó en esta zona del mundo por su excelente clima, su tierra fértil, sus saludables aguas y sus alegres cielos. Nos revela un dato curioso, su sepulcro se situó en las faldas de la cuesta, ¿encontraría algún resto o sería una leyenda más contada por las gentes de Consuegra?
Ptolomeo
El Dr. Leonel Ribeiro, en un artículo publicado por la revista La Centinela, asimila el origen de Consuegra con el topónimo griego KONDABORA (Ptolomeo, Geographías Hiphégesis, II, 6, 57) . En el se explica que el nombre primitivo de nuestra ciudad es de origen prerromano, indígena. Esta investigación la inició en torno a  inscripciones de monedas, por lo que el Doctor Ribeiro afirma que KOND(H)ABOR(A) fue una de las ciudades de la península que más moneda hizo acuñar.

Como síntesis nos centraremos en uno de los mejor estudios sobre el origen del topónimo de nuestra localidad lo podemos encontrar en el libro "Toponimia mayor de la provincia de Toledo", de Jairo Javier García Sánchez. Efectivamente, Condabora figura en la Geografía de Ptolomeo como una población Celtíbera. El gentilicio Consaburensis, que implica el topónimo Consabura,  aparece en varias inscripciones romanas. Los consaburenses y los toletanos figuraban como una serie de pueblos estipendiarios de Cartago Nova. Hübner identifica la ciudad que se sugiere en las inscripciones como nuestra Consuegra. Su verdadera forma podría ser Consabura o Consabrum, aunque él se decanta por la primera, por venir atestiguada por el documento de Ptolomeo.
El nombre de Consabura el de origen prerromano y celtibérico. Es un compuesto de la preposición indoeuropea Kom- designa confluencia de ríos, podrían ser los arroyos de Valdepuercas y Valdespino, que desembocan en el río Amarguillo, a escasa distancia de nuestra localidad- unida a la formación Sabura- sava: hidrónimo que significa "río Sava"- .
Por tanto, Consabura, según este estudio, significaría literalmente "Confluencia del rio Sava", nombre primitivo de nuestro poco de fiar, pero a la vez entrañable Río Amarguillo. 



Gentileza Oficina de Turismo de Consuegra

                                                                      Ángeles Anaya

domingo, 24 de noviembre de 2013

Entre pozos, anécdotas y cuevas olvidadas

Tesoros que corren bajo nuestros pies...


Pozo en la Calle Colón (conocido como el de la Calle las Peñas)
Cualquiera que viva por la Ronda de los Molinos o de la Cuesta sabe que en invierno, cuando llueve en abundancia, el risco sobre el que se asienta su casa "llora". Desde tiempos remotos se han aprovechado bosques, peñas elevadas, cuevas, pozos y manantiales subterráneos para construir sobre ellos lugares sagrados. Estos espacios naturales fueron los primeros santuarios utilizados por el hombre El agua ha sido siempre una obsesión en Consuegra y garantizar su suministro, una prioridad.  
En el siglo XVII, en 1643, el Licenciado Joseph García Puertanueva nos cuenta en su manuscrito que las aguas de Consuegra eran dulces y que cada casa tenía un pozo, en ocasiones incluso dos. Decía contar en su término y contornos con unos manantiales de aguas singulares, especialmente uno, que abastecía a la "gente principal", llamado de los Terrados. Gentes no sólo de Consuegra, sino de otras localidades acudían a esta fuente para aliviar sus achaques y cuenta la anécdota de que en tiempos de la dominación romana se utilizaba por todo el imperio esta expresión- " más os quería ver entregados a las sabrosas aguas de Consabura, que no a los dulces vinos de Tarraco". 

http://circuloculturalconsaburense.blogspot.com.es/2013/07/en-abrevadero-que-anoraba-ser-canal-del.html


http://circuloculturalconsaburense.blogspot.com.es/2013/07/y-los-romanos-trajeron-el-agua.html


Estanques Romanos (La Poza) Col. Oficina de Turismo

En 1894, con motivo del estudio realizado para llevar agua potable a la villa de Consuegra, el ingeniero D. Gonzalo Aguirre detalla manantiales y otros datos interesantes del paso del agua por Consuegra. Las aguas de los pozos de la villa eran descritas  como gruesas, salobres y de poca calidad, compuestas de sales a base de cal y magnesia, en las cuales el jabón no hacía espuma y se coagulaba formando grumos. Se cita en este documento que era habitual en Consuegra ver por las calles vendedores de aguas de manantiales lejanos, como las de la fuente del Almendro, como prueba de la necesidad de abastecer a la localidad con agua de calidad para su consumo.  Se determinó colocar pozos vecinales, en la mayor parte de los casos aprovechando un pozo natural o corriente subterránea de agua, como fue el caso del pozo de la Plaza de la Constitución (hoy de España), el de la Plaza de San Juan y el de las Carmelitas, en la Puerta de Madridejos, frente al Cuartel. Al hablarnos del sistema de alcantarillado previsto, el documento nos desvela que el subsuelo de Consuegra y sus alrededores está compuesto de roca caliza. La cara norte de la cuesta, en las canteras donde se iba a asentar el depósito de abastecimiento, también dice estar compuesta de este tipo de roca y habla que existía en esas canteras una cueva con agua subterránea. La roca caliza es permeable, permitiendo que se filtre agua al subsuelo, agua cargada de ácido carbónico, que con el paso de siglos de filtraciones disuelve poco a poco la roca caliza por donde discurre, formándose grandes cavidades por donde circulan verdaderos ríos subterráneos. Los ingenieros encargados de este proyecto afirmaban que había aguas subterráneas que corrían de manera natural bajo las rocas sobre las  que se asienta Consuegra, dato contrastado al explorar pozos particulares que daban acceso a cuevas que se perdían bajo sus pies.

Desgranaremos en este post los pozos y fuentes de antaño más relevantes de nuestra localidad. Muchos de ellos guardan anécdotas, secretos, confidencias y retazos de Consuegra que no debemos olvidar.
Comenzamos nuestro viaje por el pozo de la calle Las Peñas (hoy calle Colón), uno de los más usados en tiempos. Construido aprovechando las vetas de las rocas que forman la cuesta, por donde manaba agua de buena calidad, a unos 6 o 7 metros de profundidad. La gente no solía usar el carrillo para extraer el agua, sino que directamente arrastraban el cubo por la roca, en la que se habían marcado tras el paso del tiempo las huellas del roce de las sogas.  El pozo actualmente está condenado, pero se puede ver, como muestran las imágenes.






 Bajamos hacia el paseo y llegamos hasta la iglesia de San Juan. Por cierto, os debía una respuesta. La cruz paté grabada en la iglesia la podéis ver aquí:




El Pozo de la Plaza de San Juan se construyó aprovechando una corriente subterránea de agua. Fue testigo de varios suicidios de vecinos de Consuegra que no encontraban otra salida a sus problemas. El agua en Consuegra solía ser de mejor calidad y más abundante de la cuesta hacia el río que del río hacia el barrio del Imparcial. En la Plaza de Madrid de dicho Barrio podemos contemplar un pozo construido tras la inundación de 1891:
Cól. Oficina Turismo Consuegra
Nos dirigimos a la Calle de Fray Fortunato (Los Frailes) donde al final, frente a la conocida Casa del Prior,  se ubicaba uno de nuestros pozos más pintorescos, el Pozo del Tío Bernardino. Era un pozo bastante profundo, al cual tenían acceso las casas de alrededor (la del Prior y otras) a través de pasadizos subterráneos cerrados cada uno con su puerta. Éste pozo y el de San Juan tenían un abrevadero para dar de beber al ganado.

http://circuloculturalconsaburense.blogspot.com.es/2015/04/la-leyenda-de-la-cuarta-noche.html


Solar donde se ubicaba el Pozo del Ayuntamiento
Entre las fuentes  recogidas por Fernando Jiménez de Gregorio  (s. XVIII) localizamos la de la plazuela de la Puerta de Madridejos, junto a las Carmelitas, otra al pie del convento de los Padres Franciscanos, la de la plazuela del Rodeo, junto a la carnicería pública y por último la del barrio de San Juan. El agua que de ellas manaba era delgada y dulce. Consuegra era agua, como bien muestra su topónimo

http://circuloculturalconsaburense.blogspot.com.es/2013/12/el-origen-del-toponimo-consuegra.html


No hay que confundir las cuevas naturales, frecuentes en terrenos calizos, con las característica frequeras para conservar los alimentos en el  siglo pasado, ni con posibles restos de cloacas romanas o construcciones de épocas pasadas. En la carretera de Urda, esquina con Diego Rodríguez de Vivar, se ubicaba el Pozo llamado de la Tía Sara. Siguiendo el rastro de estos manantiales naturales podemos llegar hasta el suministrador de todos ellos, un pozo descubierto en 1962 en la actual Ronda de los Molinos, cuyos terrenos fueron comprados por el Ayuntamiento a sus propietarios  por la gran cantidad de agua que manaba de él. Fue tal la cantidad de agua que se extrajo que al cabo de cierto tiempo se secó, secándose con él los pozos que de él se surtían. Existe la creencia de que estos pozos a su vez dependían del manantial de los Estanques Romanos, en La Poza, de agua abundante y de buena calidad.


Este pozo de la Ronda de los Molinos comunicaba con unas cuevas, decían de estalactitas y estalagmitas, que se perdían en las entrañas de la cuesta. En 1962, un grupo de jóvenes deseosos de explorar aquellas extrañas cuevas recién descubiertas llegó a Consuegra. Ayudados de un cable de gran longitud, a nado, descubrieron varias cuevas y covachas que se comunicaban. Pero la cueva no estaba dispuesta a desvelar sus secretos, pues el último de ellos, Antonio Sanz, murió electrocutado al contactar su lámpara con el agua. Este suceso conmocionó a Consuegra, que no dejaba de  padecer infortunios relacionados con el agua.

La fuente Bicaco, desvelados sus secretos gracias a la excavación realizada en el sondeo uno, en el cerro de la Cuesta, próxima al molino Bolero. Por lo visto, en épocas anteriores, más húmedas que la actual, al llover, se embalsaba el agua en esta estructura y manaba poco a poco por debajo. Curioso teniendo en cuenta que se trata de una estructura hidráulica.

Próximo a las canteras de Sara, fácilmente reconocibles actualmente porque parecen un enorme "bocado" en la cuesta, algo más arriba, en ocasiones, aparecía otro manantial entre dos grandes piedras, conocido como la fuente de la Rendija.

Antes de llegar a  la cantera de Sara, en una más pequeña, se localiza la entrada a una cueva con rocas kársticas alrededor. 

Detalle piedra caliza en la trampilla


Mas cuevas que se conocieran eran las de la cantera conocida como "de Guarrama", bajo el actual vertedero y las Cuevas de "La Arena", a las que se subía por el Portachuelo y la Cruz Verde, ambas en el cerro, y cuevas míticas en el casco como las de las casa de la Tercia o las de la calle del Pozo de la Nieve, que se pueden adivinar desde la calle:




Mítica cueva en la calle de Los Muertos 16, dando la trasera a General Primo de Rivera. Grande, con largos pasadizos que iban a parar a ella. Como muestra de su existencia queda únicamente esta trampilla de ventilación en la acera.


Bajo nuestro Castillo también hay cuevas, en la zona del jardín, en el espolón de la barbacana y frente a la parte trasera del torreón de los escudos, ambas cegadas. 
Crónicas describen un manantial o fuente de aguas cristalinas que manaba bajo el castillo. ¿Pudo corresponder a la oquedad que se aprecia en la imagen inferior?  



Posiblemente todas ellas conectadas con esta otra cueva de la pegada a los muros  del castillo

...Tesoros que corren bajo nuestros pies.


                                                                                                      Elias y Angeles Anaya




domingo, 20 de octubre de 2013

Remedios y pocimas del Hospital de San Juan en Consuegra

No soy aficionada a la simulación, cada vez tolero menos el artificio. No soporto el afán de aparentar "como si...". Me gusta orientar mis esfuerzos a buscar o rescatar realmente lo que merece la pena, no malgastar energía en que parezca que sea. Claro que eso implica más tiempo, más imaginación y más esfuerzo. El atajo del simulacro es mucho más corto y directo.
Una soleada tarde de octubre, enfrascada en estos pensamientos, topé de bruces con el umbral de la calle El Hospital. La respuesta al porqué de su nombre es clara. El Hospital de San Juan se localizaba en el número 18 de esta calle, ocupando la esquina de la calle Plus Ultra y llegando a  la calle del Cristo. Era mantenido por la cofradía de la Caridad, fundada en 1453 por el Gran Prior Gonzalo de Quiroga, cuyo escudo de armas, el de verdad, se encuentra medio escondido en el patio de La casa de la Tercia.
Col. Ángeles Anaya
Era una hospedería o enfermería de beneficencia, que acogía a viajeros y enfermos sin posibles. Sabemos que el Hospital ocupaba un terreno de unas 1400 varas y que desapareció en el año 1809, a causa de la destrucción que las tropas francesas causaron en la ciudad. En el siglo XVIII, Consuegra contaba con un Cirujano y enfermeros, todo gracias a nuestro Hospital. Existía una capilla, con imágenes de Nuestra Señora de la Antigua y San Juan Bautista. A esta capilla acudían a oír misa los freires de Sta. María del Monte, convento que el fundador del hospital también impulsó. A los consaburenses aficionados a lo esotérico les interesará saber que en la zona que daba a la calle El Cristo, existía un parte, que correspondía a los corrales de la casa, señalada con una cruz, por ser tierra consagrada para enterrar a los pobres que fallecían en el Hospital. Este hecho está corroborado por nuestra carta arqueológica, ya que en sucesivas obras de las viviendas que posteriormente se construyeron sobre él,  han aparecido enterramientos humanos.



Toda la villa de Consuegra se implicó en el proyecto y los cofrades contribuían cada uno con dinero y trabajo para su mantenimiento y limpieza.  En nuestro hospital había un mínimo de 8 camas destinadas a los pobres, se acogía a los huérfanos e incluso se daba sepultura a los que de todo carecían. Como remedios curativos, empleaban las oraciones y la ciencia que se conocía en la época, por lo que se contrataban cirujanos, enfermeros y boticarios. Entendían la alimentación como medicina preventiva, supervisando los alimentos almacenados en las despensas y estableciendo un plan de comidas personalizado con los enfermos.  Proporcionaba dos comidas decentes al día y trataban de ofrecer carne tres veces en semana a sus enfermos. Practicaban la asepsia mediante la higiene de camas, utensilios y alimentos. Aislaban a enfermos sospechosos de poder infectar a los demás. Trataban incluso de hacer la estancia de los pacientes agradable, decorando  paredes y muros. Contaban con una práctica sanitaria de lo más actual.
Fundador de la Orden de los Caballeros Hospitalarios. Comerciante nacido en Amalfi, alrededor del 1100 fundó un hospicio en Jerusalén para atender a los peregrinos.

En el siglo XVII, por ejemplo, en el hospital de Malta, se estableció una escuela de Anatomía y Cirugía, practicando tratamientos punteros en la curación de cataratas oculares o heridas de guerra. Se sirvieron y aprendieron de los galenos judíos y árabes durante su estancia en Tierra Santa, con lo que mejoraron los tratamientos que aplicaban. Dividían sus hospitales en alas y departamentos, según la naturaleza de las enfermedades y la condición de los pacientes, atendiendo a mujeres y hombres, no importaba su religión.


La razón de ser fundamental de la Orden de San Juan (los Hospitalarios), desde su fundación, ha sido el servicio a los enfermos, peregrinos y pobres. Este hecho no les excluía de ser "militia Christi", muy al contrario, convivía con su otro valor fundamental: la defensa de la fe y el impulso de propagar las propias creencias. Todo esto se añadía a las acciones sociales orientadas a repoblar yermos, establecer fronteras , colonizar territorios y repartir "suertes de tierra".


Ángeles Anaya



sábado, 5 de octubre de 2013

La leyenda del moro desairado y la dama cristiana que faltó a su palabra



Ayer nos embarcamos mi padre y yo en una expedición con  tres compañeros del Instituto. Fuimos a explorar (muy someramente, para ser sinceros) una mina de explotación romana y diversos restos de asentamientos de la edad del bronce que había por los alrededores. De todos mis viajes y visitas, siempre consigo sacar algo, aunque no sea lo que iba buscando.

Tal fue el caso de la tarde de ayer. Charlando con mis compañeros de expedición recordé un cantar que mi abuela Angelita solía contarme, con bastante gracia y mucho arte, como todo lo que ella contaba. Comenzaba diciendo siempre"Déjame que ponga un canto, se decía en Consuegra al ver la larga y apretada hilera de subditos del caudillo moro que acarreaban piedras desde Fuente del Moro hasta el castillo de Consuegra. El propósito no era otro que construir con piedra una estructura para llevar el agua al castillo. La motivación, por parte del caudillo, era la de ganarse la mano de su amada dama cristiana, la cual le había puesto esa condición, entendiendo tal empresa como algo imposible e inalcanzable". Es una leyenda curiosa, en la que el verdadero protagonista no es el caballero moro desairado, al que dieron calabazas pese a su empeño, ni tampoco la orgullosa cristiana, que faltó a su palabra de manera caprichosa. El eje en torno al cual gira la historia y por el cual ésta fue inventada es el acueducto de Consuegra.


El acueducto de Guadalerzas  (como se le nombra en el relato) traía agua a Consuegra desde "Fuente Aceda" (también llamada Fuente del Moro), un manantial situado en las últimas estribaciones de los Montes de Toledo, a unos 23 Kms. de nuestra localidad.  En la presa romana situada en el término de Urda, a unos 4 kms., el agua se embalsaba y de ahí, partía otro canal que se dividía en dos, para abastecer las zonas norte y sur de Consuegra. Sobre esta monumental obra de ingeniería civil romana pesa este curioso relato:

Un caudillo moro estaba enamorado perdidamente de la dama cristiana poseedora del castillo de Consuegra. Este caballero, cortejaba con gran insistencia a la dama, con la intención de unirse en matrimonio con ella. La joven, con el fin de zafarse del acoso de su pretendiente y con la intención de ganar tiempo, le prometió casarse con él con la condición que hiciera llegar hasta su castillo el agua de un manantial que estaba a cuatro leguas (unos 24 Kms.) de Consuegra, la conocida como Fuente del Moro o Fuente Aceda. 
El caballero moro, prendado de amor por la dama, asumió el reto y comenzó al momento la obra, que logró acabar en un tiempo inimaginable para la época. A todas luces, se presentaba como una empresa imposible y él lo había logrado. El musulmán terminó  el acueducto y trajo el agua hasta una presa cercana al castillo, para retenerla  allí y que pudiera se utilizada por los habitantes del mismo. La dama cristiana, al ver que se vería obligada a cumplir una promesa que nunca tuvo intención de mantener, se quitó la vida llena de rabia y despecho. El pobre caudillo moro despreciado, a pesar de su gran afán, se quedó sin dama cristiana, pero con un suministro inagotable de aguas limpias y saludables.

Es curioso como la gente sencilla trataba de explicarse obras ancestrales y colosales, puestas en su entorno como por ensalmo, de una manera fabulada, fácil de recordar y transmitir. Sin duda, la explicación que nos da esta leyenda de la construcción del acueducto es mucho más romántica que la historia real.

                                                                                       Ángeles Anaya

domingo, 22 de septiembre de 2013

La cruz paté disimulada en el templo de San Juan

Col. Angeles Anaya
Posiblemente ayer a las siete de la tarde pasaron por delante de ella miles de personas. No la vieron porque no la iban buscando. Su atención estaba fijada en la puerta del templo cuya fachada decora, pues de ella salía, para volver a su ermita en una solemne procesión, el Santo Cristo de la Vera Cruz, el Cristo de la cruz verdadera.
Este espléndido relieve muestra una cruz paté, ensanchada en sus extremos. Parece incluso ser casi una Tau, de origen Templario, adoptada por San Francisco posteriormente. Los Hospitalarios fueron herederos de gran parte de las encomiendas Templarias tras su disolución. Adoptaron muchos de sus símbolos y advocaciones (la Vera Cruz, Santa María, San Juan Bautista, etc.) ¿Sabéis exactamente donde está situada? Ánimo investigadores.  
                                                                                                        Ángeles Anaya
Col. Angeles Anaya


domingo, 15 de septiembre de 2013

Historias y gestas congeladas en piedra I

Sin duda, viajar es como leer. Amplia tu mundo hasta límites insospechados.

El pasado mes de abril, como suele ser habitual año tras año y gracias a la colaboración de la Oficina de Turismo, visitamos el Castillo de Consuegra con nuestros alumnos del IES Consaburum. En la ermita, mi compañero, profesor de historia (de los que la viven apasionadamente), reparó en una piedra con un bajo relieve tallado. Yo siempre había pensado que las piedras talladas esparcidas por las salas del castillo eran obra de los alumnos de la Escuela Taller, pero él insistía que le parecía un resto de alguna construcción anterior  y que, tras las labores de desescombro, había sido colocada en la ermita como elemento decorativo. En cualquier caso, sirva esta anécdota para introducir un lugar mágico que supuso para mí un auténtico viaje en el tiempo.
Relieve de la ermita del castillo

El hallazgo del relieve de la ermita  había quedado en la recámara de mi memoria hasta que el destino me llevó este  verano por  los polvorientos pasillos del  Museo Lapidario de Narbona, en la región de Languedoc- Rousillon francesa. En este lugar, donde la historia ha quedado congelada en 1500 documentos de piedra, hallé, como el que descubre por casualidad algo perdido que no estaba buscando, un relieve muy parecido al visto en nuestro castillo.
Museo Lapidario de Narbona. Col. Ángeles Anaya

Bajo relieve tardo romano ( Museo Lapidario de Narbona)
 Se trata de un bajo relieve galo- romano  con relieves biselados de grandes dimensiones. Hubiera pasado inadvertido para mí de no haber visto uno muy parecido  en el castillo de Consuegra, lo cual le dio un punto de interés a mi visita a este museo.
Museo Lapidario de Narbona. Col. Ángeles Anaya

 Estos registros" fotográficos" de piedra nos hablan de la vida civil, militar, administrativa y religiosa en la antigua capital de la provinciae Narbonensis romana, en la Galia Transalpina. Su valor documental es incalculable. En mi viaje por la zona de Languedoc- Ruisillón francés descubrí otras piezas de la historia de  Consuegra que desaparecieron de nuestra localidad, pero  aún  sobreviven en esta zona del mundo. Pero eso lo dejaremos para otro post.                        

                                                                                                         Ángeles Anaya

miércoles, 11 de septiembre de 2013

El héroe que emergió en la Inundación de Consuegra. Fray Benito de los Infantes (11-9- 1891)


 Fray Benito de los Infantes, Prior de los Franciscanos de ConsuegraLa Ilustración Española y Americana. Col. Ángeles Anaya

La vida sobre la Tierra y posteriormente la civilización brotaron del agua. Los grupos humanos, desde los albores de la humanidad, han buscado el amparo de los ríos para asentarse y prosperar. El Amarguillo proporcionó a los primeros pobladores de estas tierras (siglo VI a.c.) agua potable, pesca e irrigación de sus cosechas y pastos. Hasta la llegada de la tecnología romana, tuvo que ser duro acarrear agua diariamente para satisfacer las necesidades básicas y por eso nuestros ancestros procuraron siempre vivir cerca de él. El agua  ha sido la principal causa de  la civilización y su necesidad de control, la consecuencia. En Consuegra, el 11 de septiembre de 1891, el caos, la destrucción y la desolación también manaron de ella.

 Río Amarguillo con agua a su paso por Consuegra. Foto de José Manuel Perulero (Oficina de Turismo de Consuegra)

El torrencial río Amarguillo, afluente del Cigüela, se caracteriza por unas fuertes variaciones estacionales de caudal, casi seco durante gran parte del tiempo y con crecidas violentas y destructoras en ciertos momentos. Es un río extremo e imprevisible como lo es también la zona árida por donde discurre, la Mancha, por lo que desde época romana existió una necesidad de dominarlo. Con el paso de los siglos, esa precaución se fue relajando y poco a poco, cada vez más, las viviendas se iban acercando peligrosamente a su cauce.
                             
Esa misma inquietud asaltaba a Fray Benito de los Infantes desde su llegada  a Consuegra en 1889, tras pasar once años en la Misión Filipina.  Hombre de gran estatura, era natural de la vecina localidad de Madridejos. Doctor en Teología, era extremadamente culto, tolerante, de conversación amena y trato agradable.

 Al poco tiempo de llegar, y a la luz de sus méritos y cualidades, fue elegido Rector y Prior de la Comunidad de Franciscanos  de la Provincia de San Gregorio Magno de Filipinas, asentada en Consuegra, que contaba con más de medio centenar de miembros. El 2 de julio del mismo año que ocurrió la tragedia había cumplido cincuenta años. Hombre reflexivo y previsor, sabía que el Amarguillo siempre alertó del peligro de sus aguas. Existía constancia de desbordamientos del caudal acontecidos en el siglo XVI. Posteriormente, en 1702, una inundación dejó la iglesia de San Juan Bautista en ruinas, e incluso había noticias de otras inundaciones que tuvieron lugar en la Consabura romana. -“Hace falta reconstruir Consuegra lejos del río, en un punto distinto del que hasta ahora ocupa”, -pensaba mientras paseaba con paso enérgico y decidido por las casas que se apiñaban en el escaso cauce del Amarguillo, medio obstruido.

A las ocho de la mañana del 11 de septiembre de 1891 los temores de fray Benito  se cofirmaban. Un fuerte temporal se cernía sobre la comarca y varios vecinos avisaban que el agua había entrado en sus viviendas. Con gran resolución, a las nueve de la mañana fue a ver al alcalde, que dispuso de varias galeras para recoger a los que estaban faenando en los campos.  Avisó a los que vivían en las inmediaciones del río y les instó a que se trasladaran a zonas más elevadas de la localidad, pero pocos hicieron caso de esta advertencia. A las doce del mediodía el temporal amainó ligeramente y muchos prefirieron quedarse en sus casas y tener controladas sus pertenencias. –“Insensatos”,- debió pensar Fray Benito, convencido como estaba de que los vecinos debían abandonar el pueblo.


 
Nivel alcanzado por las aguas la noche de la catástrofe
Por la tarde la situación empeoró. Desde Urda llegaban noticias de que el Amarguillo tenía una crecida considerable y la enorme cantidad de agua, maleza, árboles y aperos acumulados  había reventado la presa romana. Con gran celeridad, reunió a su congregación y les arengó a hacer gala de su vocación misionera, humanitaria y asistencial, poniendo en práctica los principios de su fundador. Consuegra les necesitaba. Bajo la dirección de un ingeniero, los frailes construyeron una balsa y la sacaron del convento. A las nueve de la noche, las aguas y todo lo que flotaba en ellas se estancaron en el primer puente romano, el entonces conocido como de “Los Gallegos”. Se formó una barrera que desbordó el agua a ambos lados del cauce del Amarguillo. A las nueve y cuarto las aguas tenían una elevación de ocho metros sobre el nivel del río. Les costaba abrir las puertas del convento y la corriente les impedía avanzar. Ante la amenaza que se cernía sobre sus hermanos, el Prior instó a los religiosos a refugiarse en una casa alta próxima al castillo. Desde allí se oían los ecos de los lamentos de los consaburenses que pedían auxilio y misericordia. Fray Benito no quiso abandonar el convento. – “Aquí me salvaré o pereceré”, afirmó.

A media noche Consuegra parecía sufrir los horrores de un bombardeo. Las casas se hundían con tremendo estrépito, los lamentos no cesaban y aún no había dejado de llover, pero el Prior continuaba con sus labores de salvamento. En esas interminables horas de desesperación y caos, hubo un grupo de personas, los padres franciscanos, que renunciaron a tratar de salvar sus propias vidas con valor y abnegación para socorrer a sus paisanos y tratar de poner a salvo al mayor número de vecinos posible.
A las cuatro de la madrugada, las aguas comenzaron a retroceder para dar paso a un entorno de cieno y ruinas.

Labores de rescate padres franciscanos. Col. Ángeles Anaya

                        Al amanecer, Fray Benito de los Infantes contempló desde el convento una Consuegra devastada.- “Ahora comienza nuestra verdadera tarea”. Sin pensarlo dos veces, dividió a sus frailes en grupos de entre dos a cinco miembros, para recorrer las calles más castigadas y allí, remangados sus hábitos, con el lodo hasta las rodillas, revolvían los escombros para rescatar heridos, cadáveres y pertenencias de valor que aún se podían aprovechar entre los escombros. A todos ellos daba ejemplo el P. Prior, animándoles con sus exhortaciones, socorriendo a los heridos y auxiliando piadosamente a los moribundos. Así un día tras otro.
A lo largo de ese duro invierno, cuando los periodistas, autoridades y demás personalidades hacía tiempo que ya habían abandonado Consuegra,  el padre prior, con gran acierto, incrementó la distribución de “la sopa” para que, al menos, las personas más necesitadas, comieran un plato caliente al día.
                           
Tuvo que ser el 11 de septiembre de 1891, dejando la riada tras de sí una localidad asolada,  360 víctimas mortales y decenas de casa arruinadas, cuando los vecinos de Consuegra escarmentaran y se replanteara todo el margen del Amarguillo y las calles adyacentes, llegando algunas a desaparecer. Una nueva y enjalbegada Consuegra renacía de sus cenizas de fango y escombros.

Los verdaderos héroes de esta catástrofe fueron el más de medio centenar de frailes Franciscanos, con su prior a la cabeza, Fray Benito de los Infantes, por su incansable labor sorda y desinteresada. Consuegra le estará eternamente agradecida. 
                                                                                                                                       Ángeles Anaya García- Tapetado
                                                                                                                              Cuadernos de Historia y Cultura Popular
                                                                                                                                              Ayto. Madridejos

sábado, 7 de septiembre de 2013

Una fiesta hecha de Oro Rojo. Consuegra, 50 años exaltando el Azafrán

Cortesía Oficina de Turismo de Consuegra


Adaptación de la intervención de D. Elías Anaya Verbo en el pregón de la Fiesta de la Rosa del Azafrán del año 2012.  
Presidente del Círculo Histórico- Cultural Consaburense.
Consuegra,  26 de Octubre  de 2012

El próximo 27 de octubre de 2013 conmemoramos  el  51 aniversario de nuestra apreciada Fiesta de la Rosa del  Azafrán.

                Para situarnos en el inicio de esta fiesta hemos de remontarnos al mes de octubre de 1962. En esta fecha, nuestra humilde localidad llamó la atención de un visitante de excepción, D. Oskar Dignoes, Director de la oficina de turismo austríaca.

D. Oskar, maravillado por el suceder de celemines de azafranales color violeta que contemplaba desde lo alto de la Centinela, tuvo la certeza de que el resto del mundo debía conocer el embrujo del proceso de recolección y manipulación del azafrán de la Mancha.

Desde su cosecha, pasando por su recogida y llegando tras su tostado al preciado   “oro rojo de los pobres”, el azafrán, con sus múltiples propiedades medicinales, culinarias y colorantes, lleva parejo un sinfín de costumbres y tradiciones manchegas.  Rituales que forman parte de nuestro “ser” consaburense, como la ayuda mutua entre vecinos y familiares, el valor del esfuerzo y el ahorro o la reunión al calor de la lumbre, donde se contaban historias mientras se “mondaba” la rosa.  Forman parte de lo que somos y lo que vivimos como pueblo, aunque seamos ciudad.

Revista ama. Col. Ángeles Anaya García- Tapetado

                
Esta inquietud se la transmitió D. Oskar al Sr. Alcalde de entonces, D. Pedro Albacete y a D. Francisco Domínguez, nuestro querido y recordado Paco.  El resultado fue la 1ª edición de la Fiesta de la Rosa del Azafrán, que tuvo lugar el 27 de octubre de 1963, siendo el pregonero D. Federico Muelas, poeta y escritor conquense( la dulcinea no llegaría hasta la cuarta edición).

 Acudieron diversas personalidades de las artes y las letras de nuestro país, como D.  Federico Romero (coautor de la zarzuela de la Rosa del Azafrán), y otras más en siguientes ediciones, como la compositora Dña. Fina de Calderón, D. Gregorio Prieto (pintor), D. José Antonio Cabezas (periodista), S.M. la reina Geraldine de Albania, el Archiduque de Austria, EL Marqués de Sierra Nevada, representante de la Orden de San Juan, entre otros. En este evento actuó por primera vez el grupo de coros y danzas, que desde aquel día pasó a llamarse “Coros y Danzas Rosa del Azafrán”.



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             En estos primeros años, los Consaburenses pasaban de puntillas por los diversos actos de la fiesta. Inmersos en sus tareas y quehaceres relacionados con la recogida del azafrán, su cultivo suponía para la población, en su mayoría  jornaleros y  hortelanos, un sobresueldo, un modo de obtener ingresos extra. La familia al completo, e incluso amigos y vecinos, colaboraban en los pocos días que duraba la recolección mondando rosa a toda prisa, pues, como bien dice la zarzuela del mismo nombre:

                                           La rosa del azafrán es una flor elegante,
                                            Que nace al salir el sol y muere al caer la tarde

De todos es sabido que la rosa del azafrán preferiblemente en el día ha de quedar cogida y mondada (labor que durante los primeros años realizaban las “recogedoras”), además de dejar sus clavos  tostados. Al ponerse el sol tenía lugar el momento de la monda, donde las  mondadoras  y familiares de éstas que acudían a  “echar el clavo” para colaborar, se reunían a mondar rosa, es decir, a extraer los preciados clavos de azafrán, en medio de risas e historias que amenizaban los primeros fríos de otoño.

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                 El siguiente año, en 1964, el Sr. Alcalde determinó la formación de una comisión, formada por vecinos de Consuegra, para el estudio y desarrollo del evento, tratando de impulsarlo y mejorarlo.  

Aprovecho este instante para manifestar mi agradecimiento, y con ello creo que hablo en nombre de todos los consaburenses, al alma de la Fiesta de la Rosa del Azafrán, D. Pedro Albacete del Pozo, que con su entusiasmo y dedicación inició lo que hoy es una fiesta de interés turístico regional, y al que le hubiera gustado acompañarnos de no ser por su delicado estado de salud. Entre los miembros de esta comisión se encontraban: D. Justiniano Pérez, D. Manuel Caballero, D. José Lara, D. Félix Gallego “Boquirre”, experto en temas de azafrán, D. Valentín Sánchez “Tini”, D. Gabriel García Huertos “Cejas”, D. Atanasio Ortiz y un servidor, entre otros muchos colaboradores, siendo yo mismo el que incluyó el  concurso de monda de rosa entre los actos de la fiesta.

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 Esta comisión fue ampliándose con el paso de los años y durante muchos días, de manera absolutamente desinteresada, deliberábamos, trabajábamos, nos reuníamos y poníamos los cimientos de lo que es hoy nuestra fiesta. Cada uno aportaba su saber, sus ideas y su trabajo, con la satisfacción de ver funcionar el festival como única recompensa.
              
             La fiesta del azafrán trajo consigo numerosas mejoras e inversiones en nuestra localidad: se rehabilitaron y reconstruyeron los molinos ( esperamos hasta la  tercera edición para tener la primera Molienda de la Paz en el molino Sancho), se inició el desescombro del castillo, se realizaron excavaciones pseudo-arqueológicas en el poblado prerromano del cerro cuyos hallazgos sirvieron para abrir el museo municipal, se construyó el polideportivo municipal, se facilitó el acceso a la crestería con escaleras y la construcción del  carreterín, se construyó la Casa de la Cultura y la Biblioteca,  se rehabilitó el alfar, etc. En definitiva, el patrimonio cultural y material de Consuegra se empezó a “remover” gracias a aportaciones de pregoneros y otras personalidades que acudían a la fiesta.
  

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          Cada año se iban ampliando actos, inaugurando nuevos molinos y completando nuestra Fiesta de la Rosa del Azafrán.


Así durante 50 años, hasta llegar al día de hoy, con muchas ausencias, algunos de los que quedamos de antes, pero con lo más importante, los consaburenses de ahora, que serán los encargados de perpetuar nuestra fiesta, para orgullo de Consuegra y deleite del resto del mundo. 

Cortesía Oficina Turismo Consuegra

Ángeles Anaya