viernes, 5 de julio de 2013

Desafiando al viento: nuestros Molinos


Contemplando la vista de Consuegra que el Alférez Domingo Aguirre pintó en 1769, ¿no os llama alguna ausencia poderosamente la atención?¿donde se han metido nuestros característicos molinos de viento que siempre hemos conocido salpicando el cerro y escoltando al castillo?

Ciertamente, los molinos de viento sobre el cerro son algo relativamente novedoso en Consuegra. El primero en autorizarse en el cerro que tengamos constancia,  fue alrededor de 1836, a petición de un vecino de Herencia, con el consiguiente derecho a senda para acceder a él. Nuestro estimado Alférez, en cambio, sí pintó uno en Camuñas, el único que recogen sus célebres descripciones.  Tampoco se reflejan en la panorámica de nuestra localidad pintada por Pier Maria Baldi, el cronista de los Médici, en 1669. Sin duda, en esta época, los molinos de viento constituían un elemento paisajístico de lo más novedoso en estas tierras, por lo que habrían llamado la atención de estos viajeros, del mismo modo que sorprendieron a Miguel de Cervantes. Tan genial escritor, difícilmente pudo inspirarse en los Molinos de Consuegra para escribir el universal pasaje de la lucha de Don Quijote con los gigantes de la Mancha en 1605, al menos no con los del cerro.

Citando a nuestro querido Juan Carlos Fdez.- Layos, posiblemente hasta la desamortización de Mendizábal (mediados del XIX), el cerro no se habilitó para albergar molinos de viento. En la población, desde el XVIII, las crónicas hablan de molinos harineros en el Amarguillo (de agua, dependientes de la Orden de San Juan) y, posteriormente, alrededor de finales del XIX, otros tres molinos de viento en la actual calle Molino, en San Antón y en la calle El Santo.

Así hasta 1847, momento en que Consuegra contaba con 10 molinos de viento, en su mayoría en el cerro, momento en el que comenzó a forjarse el skyline más representativo de La Mancha, el castillo y los molinos de Consuegra sobre el cerro de la cuesta. En cualquier caso, lo cierto es que, tradicionalmente, en Consuegra siempre ha existido una importante industria harinera.



De 1844 data un documento que nos informa del escaso rendimiento de los mismos, los riesgos que acarreaba, puesto que la techumbre estaba hecha de pajones fácilmente inflamables o desmontables por el viento,  y el enorme esfuerzo que suponía para los molineros ascender por la cuestas a través de empinadas sendas. Es por ello que se abandonaron y su construcción comenzó a deteriorarse. Todos menos uno, el actual Molino Chispas, comúnmente conocido como Molino del Tío Jesús, propiedad de Pedro Caballero, en uso hasta 1955. 



Ángeles Anaya

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